jueves, 8 de marzo de 2018

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER: QUÉ LA IGUALDAD SEA UN HECHO, NO SOLO UN DERECHO

Hoy día 8 de Marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer y como no podía ser menos desde ASCIVITAS nos hemos sumado a las acciones que se habían organizado, porque es muy importante enseñar a la sociedad la desigualdad y barreras que sufrimos las mujeres que vivimos en la zona rural y tenemos una discapacidad intelectual.

Estos días en el centro hemos estado trabajando para saber más cosas de este día. Por ejemplo hemos aprendido que se celebra el 8 de marzo, porque fue la fecha en el que un grupo de trabajadoras textiles se manifestaron en el año 1857 porque trabajaban en muy malas condiciones, incluso había habido un incendio en una fábrica de camisas donde murieron 146 personas.

También hemos seguido muy de cerca las noticias de estas últimas semanas sobre el tema, para estar bien informados tanto nosotras como nuestros compañeros, porque esto de la igualdad es tanto de mujeres como de hombres, nos afecta a todos. Por eso, este jueves hemos dejado la actividad de mercado a un lado y nos hemos ido todas y todos al Ayuntamiento de Pravia, donde se celebraba una concentración pidiendo la igualdad y la no discriminación de la mujer.

Hemos llevado una pancarta con el lema: QUE LA IGUALDAD SEA UN HECHO, NO SOLO UN DERECHO, porque estamos cansadas de ver en papeles que tenemos derechos a un montón de cosas, como por ejemplo:  a trabajar y cobrar lo mismo que un hombre, etc...pero luego a la hora de la verdad no podemos disfrutar de ellos.

La pancarta gusto mucho, mucha gente nos felicito y se hicieron fotos junto a ella, incluso los alcaldes de Pravia, Soto del Barco y las Concejalas, como podéis ver en las fotos.

Foto de grupo, delante de nuestro centro.



Foto en el Ayuntamiento de Pravia con los Alcaldes de Pravia y Soto del Barco.

 
Foto durante la concentración y lectura de manifiestos.



 Además de la pancarta, también se preparó un manifiesto sobre la situación de la mujer con discapacidad intelectual en el área rural que leyó Cristina (la psicóloga del centro), en representación de todas nosotras.

Foto de Cristina mientras leía el manifiesto de ASCIVITAS
A continuación, os dejamos el texto del manifiesto para que lo pueda leer todo el mundo, especialmente la gente que no pudo estar en el acto. De esta forma podréis conocer un poco mejor como la discriminación de género nos afecta en nuestro día a día.




QUE LA IGUALDAD SEA UN HECHO Y NO SÓLO UN DERECHO.





Bajo este lema las usuarias de ASCIVITAS (mujeres con discapacidad intelectual de la zona rural del Bajo Nalón y concejos limítrofes), así como el resto de personas que componen esta Asociación (Junta directiva, familias, profesionales…) queremos reivindicar que la igualdad salte de los textos legislativos y normativos, que dé un paso más allá de las buenas intenciones y propósitos y se traduzca en hechos y acciones concretas. En definitiva, que sea efectiva y real.

Desde finales de los años 70 podemos enumerar multitud de convecciones, manifiestos, planes, estrategias y leyes de ámbito, internacional, comunitario y nacional que abordan de forma directa o indirecta la eliminación de las diferentes formas de discriminación que sufre la mujer (incluida la mujer con DI). Podemos citar a modo de ejemplo:


  •  Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación de la mujer (CEDAW), formulada por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución de 18 de diciembre de 1979.
  • IV Conferencia Mundial sobre la Mujer. Beijing 1995.
  • Manifiesto de las Mujeres con Discapacidad del Foro europeo de la Discapacidad en el año 1997.
  • Plan europeo de igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad de la Comisión Europea 2003-2010.
  •  Resolución del Foro europeo de Discapacidad (EDF) sobre los derechos humanos de mujeres y niñas con discapacidad y de las madres de niños y niñas con discapacidad en el año 2004.
  • Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad en el año 2006.
  •  Plan de acción del Consejo de Europa para la promoción de derechos y la plena participación de las personas con discapacidad en la sociedad: mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad en Europa 2006-2015.
  • Estrategia Europea sobre discapacidad 2010-2020: un compromiso renovado para una Europa sin barreras.
  • Pacto por la igualdad de género para el periodo 2011-2020.
  • Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad (LIONDAU).
  • Ley orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la violencia de género.
  • Ley orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

Podríamos continuar enumerando un  sin fin más. Sin embargo, a pesar de tener una extensa base normativa y legislativa en este tema, la realidad diaria y las cifras continúan evidenciando que las mujeres y en especial aquellas que tienen una discapacidad intelectual, están lejos de alcanzar la meta de la igualdad efectiva y la no discriminación. 

A día de hoy, la combinación de mujer, con discapacidad y residente en zona rural, es una triple alianza de factores que condenan a la exclusión social y a una mayor vulnerabilidad a este colectivo, ya que tienen que hacer frente a barreras de todo tipo como:

  • Del colectivo de personas con discapacidad, el que presenta una menor tasa de inserción laboral es el de personas con discapacidad intelectual y dentro de él las mujeres con DI tienen un índice de inserción laboral prácticamente testimonial.
  • Menor acceso a la información, asesoramiento y a los recursos de forma autónoma. Más en la zona rural debido a la dispersión de los recursos y no existir una red de transporte público lo suficientemente amplia.
  •  Menor independencia. Dependencia de terceras personas, generalmente familia directa que sobreprotege y limita la autonomía de la mujer con discapacidad intelectual por temor a que le suceda algo.
  • Menor acceso a la educación. Se suele orientar a tareas domésticas o de cuidadora dentro de su entorno más directo, al considerar que es más seguro para ella y que al tener una discapacidad intelectual no es capaz de lograr la adquisición de conocimientos y destrezas que le permitan desarrollarse.
  •  Un mayor control económico. Cuyos ingresos o bienes suelen ser gestionados por terceras personas, sin que se les consulte o puedan participar en la toma de decisiones sobre su gestión.
  • Mayor aislamiento social. Dadas las características  del entorno en el que residen (zona rural con un mayor envejecimiento poblacional y menor número de habitantes) y a la sobreprotección que se tiende a ejercer sobre este colectivo, se limita el número de oportunidades de interaccionar socialmente, quedando el ámbito social restringido a su entorno más directo.
  • Desarrollo de roles en el ámbito privado no reconocidos. Por norma general la mujer con discapacidad intelectual es la que se encarga del cuidado de las personas de referencia cuando estas son mayores, recayendo sobre ellas esta responsabilidad, cuando otros miembros de la unidad familiar se dedican por ejemplo a desarrollarse socialmente.
  • Cercenación de la esfera afectivo-sexual.
  •  Menor disfrute de actividades de Ocio y tiempo libre. A consecuencia de factores ya mencionados: menos oferta de este tipo de actividades en sus lugares de residencia y la consideración que el disfrute del Ocio y el tiempo libre es algo prescindible para las mujeres con discapacidad intelectual.
  •  En cuanto a la violencia de género y doméstica, el colectivo de mujeres con discapacidad presenta mayores tasas de maltrato en cualquiera de sus manifestaciones, debido a que suelen verse afectadas por factores que hacen que las situaciones de violencia sean vividas de manera silenciosa y se cronifiquen en el tiempo, ya que:

o   Suele concedérsele menor credibilidad a su relato, especialmente a las que presentan un trastorno mental o una discapacidad intelectual.
o   Tienen menos recursos a su disposición para poder defenderse.
o   Presentan una mayor dificultad para expresarse.
o   Tienen una mayor dependencia hacia la persona que ejerce la violencia.
o   Muestran un miedo mayor a perder el vínculo con la persona que ejerce la violencia, debido a la dualidad de agresor/cuidador.
o   Menor autoestima y autoconcepto de su imagen, valía, etc…